11 Feb Mi cirugía ortognática
Durante mi adolescencia mi tío dentista me remitió a una Ortodoncista que enfocó mi caso de clase II esquelética con retrognatia (mandíbula poco desarrollada) con extracciones de molares superiores y retrusión del frente anterior hasta lograr la clase I. Esos eran los objetivos de tratamiento y fueron alcanzados en menos de dos años de tratamiento. Asimismo sufrí un traumatismo en los dientes anteriores que fueron tratados con apicectomías, endodoncias y fundas. Este tratamiento conservador funcionó correctamente.
Me fui a estudiar medicina y casualidades de la vida acabé especializándome en Cirugía Oral y Maxilofacial. Durante mi residencia en el Hospital Valle de Hebrón mis piezas anteriores empezaron a dar problemas. Así que decidí ponerme en manos de los profesores de la facultad de odontología de la UIC.
Tras la etapa diagnóstica la propuesta de tratamiento fue la de descompensación ortodóncica y una cirugía ortognática de avance mandibular. Me recomendaron adecuar mi oclusión en primer lugar porque sino mi forma de morder destruiría cualquier estructura que construyéramos.
La fase de Ortodoncia Prequirúrgica fue la más larga (unos 15 meses) y un buen día de otoño llegó el momento de fijar la fecha de la cirugía, para adecuarlo a mi agenda laboral decidí operarme en periodo de vacaciones navideñas, ya que es cuando menos le gusta a los pacientes someterse a esta cirugía porque se pierden los excesos navideños. Me coloqué una férula de desprogramación para desprogramar mi musculatura masticatoria y acercarme a la relación céntrica.
Los días previos a la cirugía sentí ciertas dudas, pese a haber realizado en múltiples ocasiones el procedimiento como el que se me iba a hacer a mí, sentí esos nervios que me relataban los pacientes. En esas fechas estaba esperando la llegada de mi primer hijo, analice con frialdad las potenciales complicaciones y decidí seguir adelante, el riesgo de complicaciones graves es muy bajo.
Y por fin llego el día, un miércoles de Diciembre. A las 8h vinieron a buscarme a la habitación para que a las 9h empezáramos. Mi procedimiento, decidimos hacerlo bajo anestesia local y sedación, tras la administración de la sedación me quede inconsciente y me desperté con la mandíbula en la nueva posición a penas habían pasado 40 minutos.
Tras unas horas recuperándome de la medicación anestésica, a las 16h, después de haber caminado y tolerado la alimentación líquida me fui a mi casa un poco hinchado y con apenas molestias. Esa noche cene con la familia, eso si yo triturado.
El postoperatorio inmediato fue muy llevadero y tan solo necesite ibuprofeno para controlar el dolor y antibiótico para la infección. A las 48 horas decidí acompañar a unos amigos al campo de golf, caminar ayuda a que la inflamación se vaya antes.
Durante las primeras semanas lleve unas gomas, inicialmente 24 horas y luego de uso nocturno. Tras pasarme las vacaciones navideñas comiendo triturado el 2 de Enero me reincorporé al trabajo. La fase de ortodoncia postquirúrgica apenas duro unos meses y ya estaba mi mandíbula y mis dientes en su sitio. Llegó mi primer hijo y adivinad que heredó de mi…
Ahora solo quedaba sustituir los que había perdido por mi accidente ciclista, pero eso será otro post…